
Es el mismo de ayer, el que te da alegría y fortaleza hoy. Si escuchas este día su voz no te escondas de Él ni endurezcas tu corazón.
Este es el amor que necesitas, el amor que te ha venido a buscar. Es tuyo. Eres hija, hijo del altísimo. Él te defiende, Él te cuida y aunque hay situaciones que parecen difíciles,
Él hará que todo obre para bien. Primeramente, para gloria de su nombre y porque no te dejará desamparada, nunca, nunca, nunca.
Estas palabras Él te las habla quitando así las lágrimas que salen de tu corazón: Yo soy tu Dios, el Alfa y Omega, el Principio y el Fin, con gran gozo llenaré tu alma y por la mañana vendrá tu libertador, tu abogado, tu guerrero protector. Amada mía, yo soy… Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados Mateo 5:7
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