
No hay nada que temer, la luz de Jesús, nuestro faro, resplandece en medio de cualquier oscuridad, no hay tiniebla que pueda prevalecer contra ella. Es justamente esa luz tan clara y brillante la que alumbrara nuestro camino para dejarnos ver como
son realmente los acontecimientos sin estar cubiertos por las preocupaciones o presiones de las crisis.
Al igual que los capitán de las naves marinas que buscan la luz de un faro para poder seguir navegando en medio de una tormenta y aunque su visión esta nublada por la oscuridad de la misma, es la luz quien los guía hacia donde ir.
Así también nosotros debemos seguir la luz de Jesús, nuestro faro, teniendo la plena certeza de que el nos guiara por el mejor camino.
Quizás las nubes de la tormenta no te permitan ver claramente el camino, pero si busca camino de Dios por medio de Jesús, nuestro faro, no habrá oscuridad, ni tempestad que puedan cubrir su luz por lo que podrás percibirla a miles de metros de distancia indicándote hacia donde debes ir y que caminos tomar.
Jesús, nuestro faro, siempre te guiara por medio de su palabra. Confía en el y llegaras.
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